OJO SECO: Nuevas tecnologías para su diagnóstico.
El ojo seco es una de las patologías más comunes en las consultas de oftalmología, y puede clasificarse en tres tipos principales: hiposecretor, evaporativo y mixto. Tradicionalmente, la evaluación de esta condición se realizaba mediante técnicas invasivas como el test de Schirmer y el tiempo de ruptura lagrimal (TBUT). Sin embargo, estas pruebas suelen resultar incómodas para el paciente y presentan limitaciones en la confiabilidad de sus resultados.
Hoy en día, gracias a los avances tecnológicos, contamos con herramientas no invasivas que permiten obtener resultados rápidos, precisos y más completos sobre la calidad y cantidad de la lágrima. Un ejemplo destacado es el Sistema IDRA, que se ha consolidado como una de las opciones más fiables para el diagnóstico del ojo seco. Este sistema analiza diversos parámetros clave, como:
- NIBUT (Non-Invasive Break-Up Time): mide el tiempo en que la lágrima comienza a desestabilizarse.
- Capa lipídica: evalúa su grosor y calidad, esenciales para la estabilidad de la lágrima.
- Altura del menisco lagrimal: indicador de la cantidad de lágrima presente.
- Meibografía: permite visualizar y valorar las glándulas de Meibomio, fundamentales en la producción de la capa lipídica.
Además, el Sistema IDRA ofrece un resumen cuantitativo y detallado de todos estos parámetros, lo que facilita un diagnóstico más preciso y un enfoque personalizado para el tratamiento.
Los invito a comentar y compartir sus experiencias sobre otros equipos de diagnóstico para el ojo seco, así como sus impresiones sobre las tecnologías emergentes en este campo. ¡Será un placer leer sus aportes!
El uso de pantallas digitales es un factor importante en el desarrollo de la enfermedad del ojo seco (EOS). Este vínculo se debe a una menor frecuencia de parpadeo, parpadeos incompletos, mayor apertura palpebral por ángulos de visión elevados y disfunción de las glándulas de Meibomio asociada al uso prolongado. Estos cambios provocan una reducción del volumen y la estabilidad de la lágrima, alteraciones en su composición (como mayor osmolaridad y citocinas inflamatorias), estrés oxidativo, menor producción de mucina, daño ocular (tinción corneal, enrojecimiento) y anomalías palpebrales. Las diferencias individuales en el uso de dispositivos, el uso de lentes de contacto, ambientes laborales desfavorables, la edad avanzada y el sexo femenino pueden agravar la situación.https://doi.org/10.1016/j.jtos.2020.10.001
El ojo seco evaporativo secundario a la disfunción de las glándulas de Meibomio es una condición que representa una de las causas más comunes del síndrome de ojo seco y, sin embargo, con frecuencia es subdiagnosticada o tratada de manera inadecuada.
La disfunción de las glándulas de Meibomio implica una alteración en la cantidad o calidad de la secreción lipídica que estas glándulas producen, lo cual afecta la estabilidad de la película lagrimal y contribuye a una evaporación excesiva de las lágrimas. Esto conduce a inflamación, molestias oculares, visión borrosa intermitente y, en casos más severos, daño en la superficie ocular.
En cuanto al diagnóstico, los autores recomiendan comenzar por una evaluación detallada de los síntomas mediante cuestionarios estandarizados como el OSDI (Ocular Surface Disease Index), junto con una historia clínica que incluya factores de riesgo como el uso de pantallas, el entorno seco, la edad, el uso de lentes de contacto y antecedentes de blefaritis o rosácea. La evaluación clínica debe centrarse en la inspección del borde palpebral, la expresión de las glándulas de Meibomio para valorar la calidad de la secreción, y la observación de signos de obstrucción glandular o inflamación. Pruebas complementarias como la meibografía (que permite visualizar la morfología y pérdida estructural de las glándulas) y el tiempo de ruptura de la película lagrimal (TBUT) son herramientas diagnósticas clave para confirmar el grado de disfunción y severidad del ojo seco.
Se ha propuesto de una clasificación clínica que permite organizar los casos según la severidad (leve, moderada o grave), el tipo de secreción alterada (hiposecreción, hipersecreción o secreción de mala calidad) y la presencia o ausencia de inflamación ocular secundaria. Esta clasificación orienta la elección del tratamiento más adecuado para cada paciente.
El enfoque terapéutico propuesto es escalonado y personalizado. En los casos leves, se recomienda comenzar con medidas generales como la higiene palpebral diaria, la aplicación de compresas tibias para favorecer la fluidez del meibum y el uso de suplementos orales de ácidos grasos omega-3, los cuales pueden mejorar la calidad de la secreción glandular. En etapas más avanzadas o cuando los síntomas persisten, se pueden añadir lágrimas artificiales sin conservantes, fármacos antiinflamatorios tópicos (como corticosteroides suaves o ciclosporina A), y tratamientos que restauran la función glandular mediante calor controlado y presión mecánica, como los dispositivos LipiFlow o TearCare.
Asimismo, en los casos resistentes al tratamiento convencional o con inflamación significativa, se puede considerar el uso de tecnologías como la luz pulsada intensa (IPL), que ha demostrado beneficios al reducir la inflamación, mejorar la vascularización anómala del margen palpebral y restaurar la función glandular. También se enfatiza la importancia de educar al paciente sobre la naturaleza crónica y progresiva de la enfermedad, destacando que la adherencia a las rutinas de tratamiento es esencial para lograr el control de los síntomas.
Se recomienda un seguimiento periódico para reevaluar los síntomas, repetir algunas pruebas diagnósticas y ajustar el tratamiento en función de la respuesta clínica. Su implementación en la práctica clínica tiene el potencial de mejorar significativamente los resultados visuales, la calidad de vida y el confort ocular de los pacientes.
Referencia :
Narang P, Donthineni PR, D’Souza S, Basu S. Evaporative dry eye disease due to meibomian gland dysfunction: Preferred practice pattern guidelines for diagnosis and treatment. Indian J Ophthalmol. 2023 Abril;71(4). [citado el 24 de junio de 2025]. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37026266/
La enfermedad de ojo seco es una patología ocular multifactorial caracterizada por síntomas de incomodidad ocular, alteración de la película lagrimal e inflamación, y representa una causa frecuente de consulta en oftalmología, a pesar de su alta prevalencia, el diagnóstico de esta enfermedad sigue siendo un desafío clínico, debido a la débil correlación entre los síntomas reportados por los pacientes y los signos objetivos medibles, por lo tanto, la revisión expone cómo, tradicionalmente, se han utilizado pruebas como el test de Schirmer, el tiempo de ruptura lagrimal (TBUT) y la tinción con colorantes vitales. Sin embargo, estos métodos presentan baja reproducibilidad y variabilidad interobservador, lo que ha motivado la búsqueda de tecnologías más objetivas, cuantificables y estandarizadas, razón por la cual el artículo describe diversos dispositivos considerados prometedores para una evaluación más precisa y eficiente de la enfermedad de ojo seco.
Uno de los métodos emergentes es la medición de la osmolaridad lagrimal, que se ha consolidado como un biomarcador importante de ojo seco, el dispositivo TearLab permite obtener muestras de lágrima con mínima invasividad y medir su osmolaridad mediante microcorrientes eléctricas, además, ha demostrado ser útil en múltiples estudios, aunque su sensibilidad diagnóstica varía. Por su parte, I PEN Osmolarity System es un dispositivo portátil que mide la osmolaridad sobre la conjuntiva palpebral inferior, pero presenta limitaciones por la alta variabilidad de sus lecturas y menor rendimiento comparado con TearLab.
El artículo también analiza sistemas de análisis de la película lagrimal como el Keratograph 5M, el LipiView II y el Tearscope Plus, los cuales permiten realizar una evaluación no invasiva del TBUT, visualizar el menisco lagrimal y analizar la capa lipídica, además, algunos de estos dispositivos incorporan cámaras infrarrojas para realizar meibografías, que son útiles para valorar la estructura de las glándulas de Meibomio, por ejemplo, el Keratograph 5M genera un análisis automático del parpadeo y de las glándulas, lo que mejora la estandarización y reduce el sesgo del examinador.
De igual manera, se presenta un análisis de sistemas integrales como IDRA, LacryDiag y Tearcheck, que combinan múltiples modalidades diagnósticas en un solo equipo, estos dispositivos pueden realizar meibografía, interferometría de la capa lipídica, evaluación del menisco lagrimal, TBUT no invasivo y análisis de la dinámica del parpadeo, proporcionando una visión completa del estado de la superficie ocular, pero pese a su utilidad, el artículo destaca que estos equipos son costosos y su implementación aún se encuentra limitada a centros especializados.
Por último, el artículo menciona de forma preliminar el potencial de la inteligencia artificial en el análisis de imágenes oftalmológicas y en la interpretación automatizada de los hallazgos en pacientes con enfermedad de ojo seco, y aunque esta tecnología aún está en desarrollo, se anticipa que podría contribuir en el futuro a mejorar la precisión diagnóstica y la eficiencia del flujo clínico. En conclusión, el artículo ofrece una revisión sistemática de los avances tecnológicos más relevantes en el diagnóstico del ojo seco, si bien muchas de estas herramientas todavía requieren validación clínica adicional y su adopción está condicionada por su costo y disponibilidad, representan un paso importante hacia la objetivación y estandarización del diagnóstico de esta enfermedad.
Referencia:
De Luca A, Ferraro A, De Gregorio C, Laborante M, Coassin M, Sgrulletta R, et al. Promising high-tech devices in dry eye disease diagnosis. Life (Basel) [Internet]. 2023;13(7). Disponible en: http://dx.doi.org/10.3390/life13071425
El diagnóstico del síndrome del ojo seco se ha basado tradicionalmente en métodos subjetivos y clínicos, como los cuestionarios OSDI y DEQ, que permiten evaluar los síntomas reportados por el paciente. Aunque son fáciles de aplicar y accesibles, su principal limitación es que no siempre reflejan con precisión la gravedad de la enfermedad. Las pruebas clínicas como la tinción con fluoresceína o verde lisamina, el tiempo de ruptura lagrimal (TBUT) y la prueba de Schirmer ofrecen información útil sobre el estado de la película lagrimal y la producción de lágrimas, pero pueden ser incómodas, poco específicas y con resultados variables según la técnica del examinador.
Ante estas limitaciones, han surgido métodos más objetivos como la medición de la osmolaridad lagrimal y la detección de metaloproteinasas, que permiten valorar el componente inflamatorio y la estabilidad de la película lagrimal con mayor precisión. Sin embargo, requieren equipos especializados y aún no están disponibles en todos los entornos clínicos.
Uno de los avances más relevantes es el Analizador de Superficie Ocular (OSA), una herramienta no invasiva que emplea tecnología de interferometría para evaluar parámetros clave como el grosor y la estabilidad de la película lagrimal, el TBUT automatizado, la frecuencia del parpadeo y la posición palpebral. El OSA proporciona datos cuantitativos que permiten un diagnóstico más preciso y un seguimiento clínico más confiable. A pesar de su costo y necesidad de capacitación, representa una mejora significativa frente a los métodos convencionales.
Bibliografía:
Sánchez M, Rocha C, Cerviño A. Exploring the cutting edge of vision science: new developments in diagnostics and treatment of ocular surface in dry eye disease. Life. 2023;13(7):1584. doi:10.3390/life13071584
El artículo “Artificial Intelligence in Dry Eye Disease: A Narrative Review” ofrece una revisión actualizada y crítica sobre el papel emergente de la inteligencia artificial (IA) en el diagnóstico y manejo del síndrome de ojo seco. Los autores resaltan cómo esta enfermedad multifactorial, que tradicionalmente se ha evaluado con pruebas subjetivas y dependientes del criterio clínico, se beneficia notablemente de tecnologías automatizadas que mejoran la precisión diagnóstica. La revisión no solo aborda los avances técnicos, sino que también contextualiza el impacto potencial de estas herramientas en la práctica oftalmológica diaria.
Uno de los aportes más importantes del artículo es su análisis detallado sobre el uso de técnicas de aprendizaje automático (machine learning) y aprendizaje profundo (deep learning), particularmente mediante redes neuronales convolucionales (CNN). Estas arquitecturas han demostrado una capacidad significativa para analizar imágenes oftalmológicas, como meibografías y fotografías con lámpara de hendidura, permitiendo clasificaciones automáticas sobre la morfología de las glándulas de Meibomio, la estabilidad de la película lagrimal o la presencia de tinciones corneales. Lo relevante es que estos modelos han mostrado resultados comparables a los de expertos humanos, con la ventaja adicional de reducir la variabilidad entre observadores.
Además del análisis de imágenes, el artículo destaca que los modelos de IA tienen el potencial de integrar múltiples variables clínicas, como síntomas reportados por el paciente, pruebas diagnósticas (BUT, osmolaridad, Schirmer), y antecedentes oftalmológicos. Esta capacidad para procesar y correlacionar grandes volúmenes de datos en tiempo real podría facilitar diagnósticos más rápidos, precisos y personalizados, optimizando tanto el tiempo del profesional como la experiencia del paciente. Esta integración representa un avance hacia una medicina más precisa y basada en datos objetivos.
Sin embargo, los autores también señalan con claridad que, a pesar del entusiasmo, la implementación clínica de estas tecnologías todavía enfrenta desafíos importantes. Entre ellos se encuentran la validación externa de los modelos, la necesidad de estandarización de datos para evitar sesgos, y el desarrollo de sistemas de IA que sean explicables y éticamente transparentes. Este enfoque crítico equilibra adecuadamente las expectativas tecnológicas con la realidad clínica, lo que aporta profundidad y objetividad al artículo.
Bibliografía
1. Wang SP, He X, Huang CH, Hu JY, Liu ZG. Advancements of artificial intelligence in dry eye. Zhonghua Yan Ke Za Zhi [Internet]. 2025;61(2):142–8. Disponible en: http://dx.doi.org/10.3760/cma.j.cn112142-20240303-00096
El ojo seco constituye hoy en día una de las principales causas de consulta oftalmológica, con un impacto significativo en la calidad de vida, la funcionalidad visual y el confort diario de los pacientes. Tradicionalmente, el abordaje terapéutico se ha centrado en el uso de lágrimas artificiales y agentes lubricantes, los cuales, si bien proporcionan alivio temporal, no abordan los mecanismos fisiopatológicos de fondo. En este contexto, han surgido propuestas terapéuticas innovadoras que representan un giro prometedor en el tratamiento de esta enfermedad.
Dentro de estos avances destacan los agentes farmacológicos que actúan directamente sobre las vías inflamatorias implicadas en la disfunción lagrimal, como los inhibidores de JAK o moduladores neuroinmunológicos, capaces de reducir la inflamación de forma más específica y sostenida. Adicionalmente, el desarrollo de vehículos de liberación prolongada mediante nanotecnología —incluyendo nanoemulsiones, liposomas y sistemas termoestables— permite optimizar la biodisponibilidad del fármaco, disminuir la frecuencia de aplicación y mejorar la adherencia terapéutica.
Por otro lado, nuevas formulaciones de ciclosporina y el uso de ácido hialurónico de alto peso molecular ofrecen una mejor tolerancia y un efecto protector sobre la superficie ocular. Asimismo, se están explorando estrategias aún más integrales, como la modulación del microbioma ocular, lo cual abre un campo emergente con gran potencial clínico.
Lo más destacable de estas terapias es que no solo logran mejorar los síntomas subjetivos como el ardor, la sensación de cuerpo extraño o la fotofobia, sino que también han demostrado beneficios objetivos en parámetros como el tiempo de ruptura lagrimal, la tinción con fluoresceína y la estabilidad de la película lagrimal. Aunque los resultados actuales son alentadores, aún es necesaria la validación de estos enfoques en estudios longitudinales y poblaciones más amplias.
Referencia:
Coco G, Ambrosini G, Poletti S, Meliante L, Taloni A, Scorcia V, Giannaccare. Recent advances in drug treatments for dry eye disease. Current Opinion in Ophthalmology. 2023 Nov 1;34(6):275–282. doi: 10.1080/14656566.2023.2269090